domingo, 23 de diciembre de 2012

Crónica: Madonna en Córdoba, continuaron las fallas


"Gracias por su paciencia, gracias por todo... han sido muy civilizados". La crónica del show de Madonna en Córdoba está lejos de empezar por el principio: un desperfecto en la generación de energía dividió a la mitad el evento, provocando un paréntesis de 45 minutos con el escenario completamente apagado y las 50 mil almas que colmaron el Kempes con un gran signo de interrogación en la cabeza. Por añadidura, consiguió que la reina intocable e infalible del pop esbozara lo más parecido a un pedido de disculpas que podría esperarse en el contexto del espectáculo que más billetes facturó a lo largo de este año (segú Billboard, el MDNA Tour es la gira más rentable de 2012).

Y si bien no hubo casi nadie que no pensara que la culpa había que endilgársela a Epec, al estadiio, a Palazzo o a los mayas, la prensa de la Agencia Córdoba Deportes se encargó en plena madrugada de emitir un comunicado deslindando responsabilidades sobre el asunto. "Los desperfectos sufridos en el escenario, mientras se desarrollaba el show de Madonna, no fueron responsabilidad del suministro eléctrico del Estadio Mario Alberto Kempes, ni de la Empresa Provincial de Energía de Córdoba ( EPEC), sino producto de la falla de los generadores de la empresa responsable de la Gira de dicho show", especificó la agencia gubernamental. Incluso a ese nivel, a semejante escala, hay cosas que pueden fallar, y fallan.

Lo cierto del caso es que la última fecha de la gira que estuvo a punto de cerrar con un apagón ya tiene un lugar en la historia. Por la convocatoria récord para un recital en el coliseo máximo de la ciudad; porque con 54 años a cuestas y las mismas ganas de comerse el escenario que a los 30, era la mismísima Madonna la que tuvo que aprender a pronunciar "Córdoba"; y porque aunque cueste abstraerse del bajón del intervalo obligado, el despliegue descomunal de la maquinaria de entretenimiento de esa marca que es hoy MDNA, brinda un espectáculo comparable solamente a los que ofrecen Roger Waters o U2.

Por momentos gótico, con referencias visuales e icónicas permanentemente vinculadas a lo religioso (hay muchas y variadas cruces en los tres paneles-paredes de leds que dominan el escenario, y la apertura remite directamente a la fumata blanca que anuncia el nuevo Papa), la nave que desembarcó por última vez anoche tiene la intención no revelada de ser lo más parecido a un musical de Broadway a escala de estadios.

Y lo consigue. No del modo festivo y autocomplaciente del Sticky and Sweet Tour, donde casi todo apuntaba a una celebración del hedonismo con banda sonora de los hits que la Ciccone supo colar en los charts de todo el mundo, sino con apelaciones directas a su lado más oscuro: Like a virgin ya no es una cancioncita pop para ser cantada de punta en blanco ni jugar acapella con el público, sino una balada desgarradora para piano, entonada en rigurosa lencería negra y con un moreno ajustando el corset hasta cortar la respiración. No es la única referencia que esta reencarnación de Madonna (y van...) hace al sadomasoquismo, varias de las coreografías de los bailarines, que dan verdaderamente un show aparte, vuelven a la difusa franja que separa o une el dolor del placer. Procurar que esa estética se luzca en el marco de un evento de semejante masividad es parte de las medallas que puede colgarse la Reina.

Las otras, seguramente, son todavía más incorrectas. A esta altura del partido, utilizar el imaginario religioso creativamente sólo escandalizaría a los sedevacantistas, pero el uso que los visuales y la misma Madonna hacen de armas, balas y sangre, a nada de las masacres de Newport y Denver, la confirma a la izquierda de cualquier provocador. Por caso, el momento de alto impacto de Gang bang, cuando la letra canta algo así como "bang, bang, tiro a matar, le disparo a mi amor en la cabeza", es casi una violenta secuencia de una película de acción.

La estrella máxima del pop mundial pasó por Córdoba con un show espectacular, con una previa tempranera de Laidback Luke y el local Facu Carri que supo abrir el juego y precalentar para la acción. Para quienes no suelen asistir a shows de semejante magnitud, además, fue la primera vez para verlo desde otro lugar que no sea este lado de la pantalla. Y si hace un año le decían a los fans de MDNA que la reina estaría acá, pero con un desperfecto técnico, cualquiera firmaba. El incidente de la energía no debería empañar lo que fue, por mucho, el mejor show del año en Córdoba. Y de varios años. (www.Vos.com.ar)

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